"The World On Fire" {Cap.27 - Parte 2}

Llegamos a la zona del Retiro, donde se ubicaba el hermoso Palacio de Cristal. Aquel era el lugar, elegido por Clara, para entregarnos nuestros falsos uniformes y algunas indicaciones. Agradecí que eligiera aquel sitio, pues realmente me parecía precioso, aunque lo hubiera visto, ya unas cuantas veces.

Andamos, hasta la barandilla que daba al lago, el cual , tenía una fuente en su centro. Me apoyé sobre esta, y observé el agua, y su movimiento. Ladeé entonces el rostro, mirando como el sol que se proyectaba contra el cristal y el movimiento del agua, creaban como una especie de arco iris. No mentiría si dijera que era muy único y bonito. Sin duda alguna. Fue entonces, cuando escuché una voz detrás de nosotros. Una voz, en la cual residía, una extraña armonía y una suavidad extrema a la hora de hablar, que era destrozaba en gran parte por aquel uso excesivo y feo de la "s". No cabía confusión, aquella morena, alta, era Clara. Se aproximó hasta nosotros, y nos miró. Ella tendría como unos veintitrés años, no era mucho mayor. Era mona, aunque quizás un poco, bastante pija. Sep, se lo tenía creído. Se notaba en su forma de andar y de moverse.

-Hola chicos...¿Pilar, Bryan y Vidal no? - preguntó, escrutándonos con aquellos ojos verdosos, que destacaban en su morena figura.

-Ajam...¿Clara?- le pregunté observándola. No pude evitar reírme mentalmente, puesto que me recordaba al cómic de "El Jueves" : "Clara de Noche". 

-Si...esa soy. Bueno, vamos al asunto en cuestión, que tengo cosas que hacer.- sonó bastante borde, cosa que me resultó molesta. Le dediqué media mirada de odio, en la cual no reparó, porque en aquel instante, andaba con los ojos sobre Vidal.

-Vamos, pues morena- le dije, sonriéndole forzosamente. Me senté en un banco, que estaba a unos metros de nosotros y esperé a que ellos y ella, me imitaran. Maldita madrileña creída. Pasó por delante de ellos y pude reparar, en que ambos le miraban el culo. Bufé entonces notablemente, y los dos, dirigieron su vista hacia otro sitio. Sonreí, entonces triunfal.

-Pues eso- me miró mal y se quedó de pie frente a mí. Vidal y Bryan, se sentaron cada uno a mi lado y la miraron, expectantes. Cuando ella vio, que todos le prestábamos la requerida atención, empezó a parlotear y parlotear. Admito, que le presté atención, solamente porque se trataba de Andy y no de David Bisbal. Sino, me hubiera levantado y la habría dejado tirada como una colilla, por cochina.