Todo el contenido del fanfic, excepto los grupos, marcas y personas es un mero producto de la imaginación de Pilaria Shephard Djoko ;)

26.8.11

"The World On Fire" {CAP.25 - Parte 1}


Me desperté al escuchar susurros a mi alrededor; eran los de Bryan y Vidal. Miré al segundo que estaba a mi lado, en aquel momento no entendía mucho lo que decían porque aún me encontraba con una parte de la mente en el mundo del sueño. Me froté los ojos, despertándome y luego me desperecé. Me dí cuenta entonces que no llevaba mis gafas, así que como si me hubieran pinchado en el culo con un clavo, di un brinco en el asiento y me dispuse a buscar mis gafas, cuando de repente el brazo de Bryan salió por detrás y me las tendió.
-Joder, que susto!- las cogí y me las puse lanzándole una mirada asesina y otra a Vidal que andaba riéndose.
-Hahahaha, tranqui, vimos que te las estabas clavando y te las quitamos…- murmuró Vidal, intentando excusarse.
-Yaya…- bufé notablemente y le dediqué otra miradas de esas que si surtieran efecto, le mataría – Woooh…estamos ya en Madrid!- exclamé bastante algo y observando con ilusión como poco a poco, íbamos entrando en la capital.
-Si…eso parece…- susurró Bryan con una felicidad bastante notaria en el ambiente.
-Pues si…hemos llegado- dijo en esa ocasión Vidal, mientras iba conduciendo.
-Vaya conversación de besugos…- mascullé escuchando mi risa y las de ellos de fondo.
-Pues si…Bueno…a ver, ¿por dónde es?- preguntó Bryan colocándose en medio de los dos asientos delanteros.
-Pues…- miré a Vidal, y él me miró.
-Pues…a ver saca el GPS-
-Ya voy…- murmuré sacándolo de la guantera , -¿Cómo se llamaba el hotel?- le pregunté a ambos.
-Pues…El Hotel “2 de Mayo”-
-Vaya nombrecito…- murmuré a Vidal mirándole.
-Lo sé…pero era barato y ya está-
-Vale…Bueno busquémoslo en el GPS-
Tras un rato de desesperación en el que al final conseguimos aclararnos con el GPS, lo pusimos en marcha y en unos minutos, largos minutos, llegamos a nuestro destino. El hotel por fuera no era gran cosa, pero de todos modos, para lo que , lo queríamos nos sobraba se podía decir. Miré a Vidal, mientras aparcaba. Siempre me hacía gracia la cara de los conductores, a la hora de aparcar. Y la suya no era una excepción.
Después de estacionar el vehículo, bajamos de este y nos acercamos hasta la puerta del hotel. Yo llevaba mi típica maleta de viajes, Bryan llevaba una azul y Vidal una roja. La mía era granate y de esas que tienes que llevar acuestas. Pero bueno, era mi maleta y la amaba. Tras atravesar la puerta del hotel, nos aproximamos hasta recepción y pedimos la llave de la habitación. Habíamos pedido una para los tres, porque era más barato. En el momento en que hicimos la reserva, no podía parar de reírme, al pensar ciertas cosas, como tener que convivir tres días rodeada de boxers, por todos lados. Era gracioso, sin duda alguna.


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