Durante el transcurso de mi pequeña cabezacita, escuchaba voces y gritos a mi alrededor. En más de una ocasión algunas conversaciones entre Bryan y Vidal me sacaban un poco de mi sueño, pero de nuevo volvía a atraparme este llevándome a su mundo.
Notaba una mano sobre mi cabello, provocando una sonrisa en mi rostro. Terminé despertándome porque escuchaba risitas alrededor, abrí entonces los ojos y miré a Vidal, que aún seguía acariciándome. Le regalé como gesto de agradecimiento una enorme sonrisa , un abrazo y un beso dulcísimo en la mejilla, - Buenas tardes...- susurré colocándome a su lado y reincorporándome.
-Buenas tardes Pilarica...¿Qué tal tu larga siesta?- me preguntó de forma tierna y con una sonrisa en los labios.
-Pues...bien la verdad..espero no haberte molestado demasiado- susurré bajando la vista, sintiéndome un poco culpable por estar toda la tarde con mi cabeza sobre sus pobres y seguramente cansadas piernas.
-Naah...tranquila mujer, yo lo hice con mucho gusto- sacó una bolsa de patatas de su bolsa y comenzó a comer, -¿Quieres?- me ofreció la bolsa y la miré, oyendo como en ese preciso instante mi barriga hacia acto de presencia.
-Vale....Tengo hambruna...- me sonrojé por el ruido de mi estómago y metí la mano en la bolsa sacando unas cuantas patatejas. Fue entonces, cuando me giré buscando a Bryan y comprobé que no estaba. Mi mirada preocupada volvió sobre Vidal.
-Ha ido a dar una vuelta...decía que necesitaba pensar...- se encogió de hombros y volvió a introducir una patata en su boca, mascándola después.
-Vale...pues ya volverá...- me apoyé contra la pared, respirando profundamente y escuchando de fondo el crujido de las patatas al ser rotas por los dientes de él.
-Pues claro...- se apoyó también y guardó de nuevo la bolsa, poniéndose él entonces sobre mi regazo, buscando hacer lo mismo que yo hacía un rato.
-Dulces sueños...- susurré, viendo como se colocaba y se disponía a echar una siestecita.
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